Dr. Lic. Facundo Guzmán

Cada día escribo un email donde cuento algo que vas a poder aprovecharlo para trabajar mejor como nutricionista y tener resultados superiores.

Y si todavía sos estudiante, es porque seguro te falta hacer la tesis. También acá hay cosas que te van a servir para hacer tu trabajo final y recibirte antes.

En pocas palabras, brindo servicios y capacitaciones para nutricionistas y estudiantes de nutrición, para que puedan convertirse en profesionales que destacan y marcan la diferencia.

Tendrás de regalo por suscribirte un mini ebook de alto valor, disponible hasta que me arrepienta, donde te cuento sobre 13 herramientas digitales para potenciar tu carrera que no te enseña ninguna Facultad de Nutrición.

En los mails que te enviaré compartiré consejos que me funcionaron y mucho contenido valioso de manera gratuita, y también te contaré sobre mis servicios o capacitaciones. Si esto último es un problema y no estás de acuerdo, no hay drama, en este caso te aconsejo que NO te suscribas.

«Trabajé con Facundo en el Servicio de Alimentación dentro del Hospital Dr. Juan M. Obarrio. Es la persona indicada para ser Jefe del Servicio, un profesional capaz, muy enfocado en su trabajo y en el bienestar de su equipo. Me permitió dar mi punto de vista sobre ciertos temas relacionados a la nutrición haciéndome sentir parte del servicio en todo momento. Le agradezco su profesionalismo, generosidad y por sobre todo su respeto».

«Facundo me asesoró mucho en mi trabajo final de carrera, en la tesina. Me brindó herramientas súper fáciles y prácticas. Me asesoró en todo este proceso tan largo y a veces un poco estresante. Me ayudó haberlo encontrado y la verdad que lo recomiendo un montón».

En mi caso me pegó más fuerte que una piña de Mike Tyson, porque en ese momento estaba haciendo una estancia de investigación relacionada con mi tesis doctoral en la Universidad de Alicante en España.

Mis actividades pasaron de ir al laboratorio de la universidad y estudiar el perfil de aroma de los quesos a llamar cada día al Consulado de Argentina para saber si había algún vuelo habilitado para regresar. Casi siempre la respuesta era “no”.

Como para agregarle una pizca de dramatismo, yo estaba con mi pareja, Inés, en aquel momento embarazada de Gael. No fue nada fácil, pero por suerte esta historia tuvo un desenlace feliz.

Luego de un par de meses de estar gestionando el regreso, y gracias a que ella estaba embarazada, pudimos volver a la Argentina en uno de los vuelos de repatriación.

Y unos meses después, reacomodando la vida con tanto cambio, llegó el momento más importante de mi vida: en agosto nació mi hijo y me convertí en padre.

Hay un antes y después, ya nada fue igual. No descubro nada con eso, pero lo que me sigue llamando la atención es la energía que tengo ahora para hacer cosas que no hice en mis primeros 38 años.

Yo, que estaba en búsqueda de un desafío profesional, pero no sabía bien qué, le hice caso. No por la metáfora, que no es cierta porque igual me lo tocaron algunas veces. Sino porque quería encarar un proyecto más grande y el doctorado estaba a la altura de eso.

Para decirlo sin vueltas, yo no tenía idea de dónde me estaba metiendo. A veces pienso que si hubiese sabido, ni loco me metía (conozco varios doctorandos que piensan lo mismo). Uno más o menos entiende de qué va la cosa recién cerca del final, y ya falta tan poco que es mejor terminarlo y listo.

Ahora me alegro haber tenido en aquel entonces la presencia de ánimo para dedicarle tanto esfuerzo. Me dio mucho más que el conocimiento teórico, que de a poco se olvida si no se lo usa con frecuencia. Aprendí a tener un pensamiento crítico y a saber cómo aplicar el método científico; también sobre cómo hacer una investigación y de qué manera afrontar problemas que no sé de antemano si tienen solución.